domingo, 15 de enero de 2012

Los tres lobitos y el cerdo malo. Marco Mateo.

Esto era una vez una señora loba que tenía tres nietitos lobos, Joan (el menor), José (el mediano) y yo, Marco vivíamos en las afueras de Segorbe y una buena mañana la abuela nos dijo:
-¡Niños!¡Venid aquí! Las cosas están muy mal y por eso tendréis que construir vuestra propia casa cada uno lejos de aquí e ir a vivir cada uno a la suya.- El más pequeño dijo:
-¡Pues la mía estará hecha de paja, y estará al otro lado del monte!-
El mediano contestó:
-Y… ¡la mía estará hecha de madera y estará en lo más alto de la montaña de enfrente!-
-La mía… ¡la mía estará hecha de ladrillos y estará un poco más hacia Altura!-
Contesté yo.

Una semana después, las casas ya estaban construidas y fuimos a casa de la abuela.
-¡Abuelita, abuelita! Las casas ya están todas construidas.-
Contestamos todos a la vez.
Cuando salimos fuera, vimos al cerdo malo y feroz, cada uno fue corriendo a su casa y
cuando ya estábamos cada uno en la suya el cerdo llegó a la casa del más pequeño y
dijo:
-¡Sal de ahí!-
-¡No!-
Contestó el lobito.
-Pues si no sales, ¡soplaré, y soplaré, y tu casa derribaré!
¡Aahhhhhhhhhh!, ¡Fiiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!
De repente las paredes de la casa salieron volando y el lobito salió corriendo a casa del hermano mediano.
-¡Salid de ahí!-
-¡No!-
Contestaron los lobitos.
-Pues si no queréis salir, ¡soplaré, y soplaré, y vuestra casa derribaré!
¡Aahhhhhhhhhh!, ¡Fiiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!
De repente las paredes de la casa salieron volando y los lobos salieron corriendo a
mi casa.
-¡Salid de ahí!-
-¡No!-
Contestaron los lobitos.
-Pues si no queréis salir, ¡soplaré, y soplaré, y vuestra casa derribaré!
¡Aahhhhhhhhhh!, ¡Fiiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!
Como la casa era de ladrillos no salió volando esta vez.
-Mmmm…. ¡Ajá! , entraré por la chimenea.-
Pensó el cerdo.

Los lobitos lo vieron y encendieron la chimenea y el cerdo al entrar se quemó el culo y se fue corriendo.

jueves, 12 de enero de 2012

No le pidas peras al olmo.Alba Tiedra.


Había una vez un hombre llamado Luis que vivía en una pequeña ciudad. Era bajito, con el pelo y los ojos negros. Luis trabajaba en una oficina. Un día, invitó a su jefe, el señor Antonio, y su mujer, María, a una cena. Luis sabía que el señor Antonio adoraba el pastel de pera, así que fue a buscar peras para prepararla ya que tenía el resto de los ingredientes.
Luis se recorrió toda la ciudad en busca de peras pero no tenían y tuvo que ir a la ciudad vecina a buscar pero allí tampoco había. Preguntó a sus familiares, incluso a los lejanos; pero no tenía nadie. Fue de casa en casa por toda la ciudad pero no había peras en ninguna. Luis estaba muy cansado, llegó a casa y se dejó caer con tanta fuerza sobre su cama, que las tablas de madera del suelo crujieron. Pensó que ya buscaría al día siguiente.
Al día siguiente fue a preguntar a todos los hortelanos de la ciudad y a los de la ciudad vecina por peras pero no obtuvo resultado alguno, así que decidió dar un paseo hasta su casa. Mientras andaba, se puso a llover con mucha fuerza; Luis había tenido la precaución de coger un paraguas. Vio a una viejecita que tenía una cesta y que se estaba mojando bajo la intensa lluvia. Él se ofreció a acompañarla a casa pues su paraguas era suficientemente grande para cubrirse los dos. Cuando llegaron, la viejecita le invitó a merendar un té con pastas como agradecimiento por haberla ayudado. Mientras merendaban, él le preguntó si, por casualidad, tenía peras. La viejecita le dijo que no, que había una situación de escasez de esa fruta en la zona pero, no obstante, le contó una historia, una historia sobre un olmo lejos de allí que, según decían, era capaz de dar peras si alguien se lo pedía. Luis se interesó mucho por ello y le pidió que le dijera dónde se encontraba aquel fantástico árbol. Ella le dijo que estaba en un claro del bosque pero también le dijo que tan solo podía ir una vez a aquel lugar pues, si volvía una vez más, su alma quedaría encerrada dentro como la de los demás que ignoraron la advertencia.



Después de acabar, Luis se despidió de la anciana y fue a buscar aquel maravilloso olmo. Al llegar al lugar, había un cartel, en el que ponía escrito en letras doradas: “No le pidas peras al olmo”, Luis no hizo caso de la advertencia del cartel y dijo: “Oh, olmo extraordinario, por favor te pido que me des unas peras”. En ese momento, el olmo empezó a dar peras que caían sin parar. Luis llenó su cesta. Cuando estuvo llena, se fue a casa pero con tan mala suerte que se dejó las llaves y la cartera junto al olmo. No obstante, se dio cuenta tarde pues ya se había ido. Cuando llegó al bosque recordó lo que le dijo la anciana le dijo pero pensó que sería una mentira para asustarle y fue a por sus cosas. En el momento en el que pasó al lado del cartel, el olmo se convirtió en una bestia enorme que lo devoró.
Aún hay gente que dice que Luis sigue dentro del olmo esperando a que alguien lo rescate, aunque sabe que eso es imposible, ya que no hay forma de liberarlo. Aun así, el pobre Luis sigue allí, recordando como de la manera más tonta quedó atrapado eternamente por no hacer caso a la anciana. En las frías noches de invierno, aún pueden oírse los lejanos lamentos de Luis en el interior del viejo olmo al que nadie se atreve a acercarse.

¿Por qué el sol es frío? Beatriz Martín.

El sol hace millones de años se llamaba Friote. La gente que vivía en el mundo se reía de él. Alguna gente no lo entendía porque si les daba calor no se podía llamar Friote. Por que eso parecía contradictorio.

Todos estos siglos, la gente a intentado viajar al sol a ver lo que tenía de Friote;
Varios astronautas cuando llegaban allí y luego volvían, decían que solo había fuego y que se tenían que ir, que enseguida se morían de calor. En fin, un día un niño llamado Jorge, le preguntó a sus padres por qué el Sol se llamaba así siendo que nos daba calor. Él no era el único niño que se lo preguntaba a sus padres.

La gente se reía, pero también se daban cuenta que no tenía sentido. El Sol estaba ya tan enfadado y tan caliente que ahora desprendía mucho más calor, la gente se asustó por que creían que iban a morirse de calor. Y la verdad, no es que se lo creyeran es que al final se murieron. El Sol se vengó de ellos y entonces dejó de dar tanta calor y también se cambió el nombre ya que la gente no lo entendía. Ahora se llamaba Calentorro, pero el problema fue que tuvo que estar unos años solo, porque no tenía a nadie. Los demás planetas no le hacían caso, le decían que se había pasado con los de el mundo que no los tenía que haber matado. Al final, él aprendió una lección y era que… “a palabras necias oídos sordos”. Y que no les tenía que hacer caso.
Luego, las personas volvieron a la evolución, se dice que también hubieron dinosaurios…que la gente fue naciendo, creciendo y evolucionando. La vida volvió a aparecer en el mundo. Ellos veían mediante cómo estaba el mundo cómo eran los de la era que se habían quedado atrás por reírse del sol. Y ellos aunque se dieran cuenta que el sol estaba ahí y el sol también se daba cuenta que le gente estuviera allí en el mundo, todos eran normales, no se reían del sol, sino que algunas tribus o aldeas lo tenían como su supremo dios y encima, lo adoraban. Otra gente simplemente no pensaba que el sol estaba ahí, ni que tenían que adorarle, bueno, cada uno hace lo que quiere…Pero, el sol no se quejaba como normalmente tenía su papel de dar calor, pues lo daba pero por lo menos, ¡NO SE REÍAN DE ÉL ¡

EL PEQUEÑO DRAGON . Mariame el Ghoufairi

Habia una vez en un pueblo muy pequeño y tranquilo que se situaba en una montaña donde toda la jente se llebaba bien y habia un niño que hiba andando por la montaña y el niño se encontro una especie de huevo, lo cojio y se lo llebo a su casa, y lo puso en un sitio caliente para que no muriera de frio y asi paso una semana despues y el huevo se abrió y dentro del huevo aparecio un pequeño dragón. El pequeño dragón alegró a todos los niños del pueblo, pero el dragoncitó fue creciendo poco a poco, pero los padres del niño al ber que hiba creciendo y los padres le advirtierón que lo sacar del pueblo entonces el niñolo cojio y se lo llebo a una cueva y alfinal se hizo grande y entonces toda la jente del pueblo tenían miedo del dragón, entonces el niño no le dejaba acercarse al pueblo. Un año despues que habia una tormenta muy fuerte llegó la madre del dragón y toda furiosa y quiso morder al niño que cueidaba al pequeño dragón, y entonces el niño le explicó ala madre del dragon que el estaba cuidando de su hijo y que el pequeño dragon estaba bien y la madre como comprendio las palabras del niño entonces la madre del dragoncito se quedo mirandolo entonces el niño bio que la madre estaba tranquila y se le enterego a su hijo y selo llebo a su nido y paso un tiempo y el dragoncito bolvio con su mama para saludar ha todo el pueblo y agradecerle al niño por todo lo que ha hecho.

miércoles, 11 de enero de 2012

BLANCACIENTA. Marta Moya.

Había una vez una chica joven que se llamaba Blancacienta y vivía junto a sus dos hermanastras y su madrastra.
Las hermanastras se llevaban muy mal con Blancacienta y la mandaban a recoger leña.
Un día como todos los demás Blancacienta se fue a por la leña pero se perdió en el bosque, estuvo horas y horas andando por el bosque hasta que llegó a una pradera, a lo lejos vio un castillo.
Se fue hacia el castillo y llamó a la puerta, de él salió un hombre con una corbata, traje de chaqueta y muy serio le pregunto que le pasaba y Blancacienta se lo contó, el hombre le dijo que se podía quedar al baile que se celebraba esa noche.
El hombre parecía muy simpático y le prestó un vestido muy elegante, era muy bonito.
El hombre se llamaba Paco y era el presidente de la asociación salvando animales, por eso tenia muchísimos animales en casa.
Le ofreció té o chocolate caliente y ella prefirió un té. Después el hombre le dejo una cama para dormir en la que se quedo placidamente dormida. Cuando pasaron unas horas la despertó y se fueron a cenar. Le esperaban una cena fantástica llena de alimentos muy caros y que por motivos económicos Blancacienta nunca había podido probarlos.
Después se puso el vestido y se fueron al baile que habían organizado.
Aparecieron chicos guapísimos y Blancacienta se puso a hablar con ellos y uno de ellos le pidió bailar con él pero cuando sonaron las 12 del reloj Blancacienta se tuvo que ir de el castillo corriendo le dijo al hombre que gracias por todo y se fue.
El chico que estaba bailando con ella se fue corriendo detrás de ella pero la perdió de vista solo encontró un zapatito que se le había caído y se quedo con el recuerdo de esa noche.
Unos años después Blancacienta y su madrastra se fueron a comprar a l mercado y encontraron al chico que había estado bailando con ella y le dijo que si quedaban para tomar un café y se fueron los dos a una cafetería y después a casa del chico y le entrego el zapato que se le había caído a Blancacienta, después fueron novios y se casaron y vivieron felices y comieron perdices.

PERSONAJES CAMBIADOS. Juan Ramón Pedrosa

Como tantos años en navidad, mi madre recogiendo mi cuarto, mi padre en trabajo y yo como había hecho todos los deberes me puse a jugar a la play, pero mi madre al verme me dijo:

Juan Ramón ayúdame a recoger; dijo ella

Como yo no tenía ganas le dije:

Espérate que acabe a partida que me queda muy poco: le contesté

Al cabo de dos minutos me chillo:

Si vienes te daré un euro. En ese mismo instante eche a correr hacia mi cuarto y empecé a ordenar mis libros y cuadernos. A los dos minutos cuando ya casi estaba acabando me di cuenta de que había un libro que no sabía cual era, en mi vida había visto un libro tan grande con una tapadera dorada y el libro decía: Hace muchos años una niña llamada Caperucita que vestía de verde ,en aquel momento me di cuenta que no era la Caperucita de siempre era una verde, pero a continuación vino lo mejor que se fue a casa de su abuelita y por el camino se encontró a un conejo malvado que le decía que el otro camino era mas corto. Luego también por el camino se encontró a una compañera antigua de clase llamada Cenicienta hablaron y hablaron hasta que se hizo de noche no sabían donde ir y a lo lejos vieron una casa no muy grande ,tocaron a la puerta y se encontraron con una persona llamada Blancanieves y detrás de ella 7 enanitos tomaron el té y se fueron a la cama. Al día siguiente se fueron a cavar con los 7 enanitos y vieron a un hombre que llevaba muchos ratones detrás de él, al instante que lo vi cerré el libro y le dije a mi madre:

-¿Es verdad que los cuentos populares que me contabas tu eran mentira? le pregunte
-No, no. yo los aprendí así

Pasó un año y aun no sabía por que era el cuento de esa forma y no de la tradicional
No yo aun no lo sabía ¿por que? y me dijo mi hermana:
A lo mejor las hojas estaban desordenadas
Era eso por que el cuento era tan raro
Y colorín colorado la investigación a acabado.

martes, 10 de enero de 2012

LAS HILANDERAS. Kilian Ojeda.


Erase una vez unas hermanas que no tenían mucho dinero entonces quisieron tener trabajo para así tener más dinero para alimentar a todas las hermanas, eran diez hermanas la más mayor tenía 35 años y la más pequeña tenía 20 años, era una familia muy numerosa en fin se pusieron a buscar trabajos buscaron en una taberna pero no les dejaron porque eran muy numerosas así que solo quedaba buscar en un sitio en la hilera les pregunto al hilandero:
- ¿Tenéis trabajo para 10 hermanas? Preguntó el hilero les respondió:
-no, pero como sois tan pobres os are una excepción. Al cabo de una hora entro al taller y vio que ya habían hecho más de cinco camisas cada una corriendo puso el Cartel de abierto y fue el rey al taller y le dijo al hilero:
-¿ya tienes mi camisa? Y el hilero dijo:
- sí. Le lleva la camisa al rey y el vio la camisa y le dijo:
-¡esta perfecta!
Y las hileras no salían del taller y les llamaron ``LAS HILANDERAS´´
El día de cobrar fueron a por el dinero y se quedaron fascinadas nunca habían visto tanto dinero y se fueron a comprar más hilos para hacer más trajes y todo y al final se hicieron ricas y el hilandero creía que iban a dejar de trabajar porque ya eran muy ricas y las hermanas le dijeron al hilandero:
-¿Por qué estas triste? Y les respondió:
-porque como sois ricas vais a dejar de trabajar aquí
pero lo negaron y dijeron que iban a trabajar toda su vida

PASARLO BOMBA. El tobogán del rio. Luis López.


En un pueblo llamado Tinto, vivía Alberto. Era un niño alto, rubio, con los ojos verdes, también era muy indeciso, siempre le costaba mucho decidir si ir a jugar con sus amigos o quedarse en casa, comprarse un juguete o guardarse el dinero. Un día llegaron sus primos de Verderol a pasar unos días de vacaciones en verano, Alberto tenía que compartir su habitación con su primo Juan, no le hacía mucha ilusión porque su primo era todo lo contrario a él, hacia las cosas sin pensar, nunca tardaba más de un minuto en decidirse. Una tarde que hacía mucho calor su primo le propuso ir al río a bañarse Alberto como siempre no sabía si quedarse en casa o ir con su primo al cabo de un rato cuando su primo le había preguntado mil veces si iba o no Alberto decidió ir con él, cuando llegaron al río estaban todos sus amigos. Él nuca había ido al río porque no le gustaba mucho, al principio Alberto estaba por volverse a casa, pero entonces su primo le dijo que había visto una especie de tobogán en las rocas y le dijo que se tirase con él, Alberto se lo pensó mucho pero aceptó porque todos se lo estaban pasando bien. Pasaron una tarde muy divertida, cuando llegaron a casa Alberto le dijo a su madre lo bien que se le había pasado en el tobogán del río con su primo y sus amigos, en cuanto se lo dijo su madre ella se quedó sorprendida porque Alberto no solía contarle lo que hacía y menos que le contará lo bien que se lo había pasado. En el comedor antes de cenar se lo contaba a toda su familia y ellos se quedaron igual que su madre sobretodo su abuela que ella pasaba muchas tardes con Alberto pero aquella noche se quedó con la boca abierta.
A partir de entonces cuando sus amigos o su primo le decían de salir él siempre decía que si y todos los días a partir de ese, Alberto cada vez que se iba con sus amigos o con su primo se lo PABABA BOMBA.

LOS TRES PECES. David Ferrer.


El tío de David estaba muy preocupado porque iba a llegar los reyes y no sabia que regalarle:¡ Es que ahora todo los niños tienen todo!
Pensando, se le ocurrió una buena idea, y cundo el día 6 David bajó al sótano encontró: un acuarium, una bolsa de piedras, comida de peces luces… y 3 peces rojos!... prepararon todo, pero al poco rato de estar en el acuarium los tres peces,…uno ha muerto…y al 2 también… así que pensaron David y su tío que la culpa era del cloro del agua del grifo, así que la cambiaron… y ¡el tercero a un vive! Ahora hay que traer otro dos parar que puedan se Melchor Gaspar y Baltasar que es como se llamaron al principio

Los lobos. Carlos Idrovo.


Había una vez una manada de lobos muy grandes pero nada salvajes. Su madre, como en aquella época del año hacía frío, les regalo un jersey rojo a cada uno de ellos.
Un día, la madre le pidió que llevase un jersey a su abuela que vivía al otro lado de la montaña, recordándoles que no pasaran por el camino más cercano por el malvado Carlos Idrovo, si no por el otro.
Los lobos cogieron las bicis y empezaron el camino, y cuando iban a mitad vieron a siete pobres enanos muy tristes y cansados. Los lobos les preguntaron:
-¿Qué os pasa?¿por que vais tan tristes y cansados?- preguntó el lobo más valiente de todos.
-No nada, solo que el malvado Carlos Idrovo nos obliga a trabajar para el y realizar todos sus caprichos- Dijo el más pequeño de todos.
-Lo siento…Un momento…¿ Has dicho que Carlos idrovo está en este camino? ¡Correr hermanos, correr!- dijo el más sabio de todos mientras empezaban a correr
De repente, se encontraron con su abuela maltratando al lobo y diciéndole de todo.
-¡No has hecho la faena que te he ordenado!- dijo la abuela a Carlos Idrovo.
- No te creas que es fácil, ¡he tenido que contratar y mentir a siete pobres enanos!-dijo Carlos Idrovo con voz vergonzosa y alta.
-¡Te doy hasta esta tarde para que me hagas la faena, si no, te comeré!-dijo la abuela con voz malvada.
Los lobos se fueron corriendo a su palacio para explicarle lo sucedido a su madre.
La madre se sorprendió muchísimo al escuchar lo sucedido y decidió ir con los pequeños para aclarar el asunto.
Un par de horas más tarde, ya por la tarde, mostraron lo lobos a su madre lo contado, y la madre muy sorprendida gritó, ¡mamá!
La abuela al asustarse mató de un tiro a un pequeño lobo sin darse cuenta, y la madre se comió a la abuela.
Carlos Idrovo desapareció, y los lobos y su madre llamaron rápidamente a la ambulancia y se fueron para que atendieran al pequeño lobo.
Ya en el médico, la noticia era definitiva, el lobo se había muerto.
La madre y los lobos lloraron y lloraron, la madre se acercó y le dijo:
-Te quiero-con voz de mucha tristeza.
Se acercó y le dio un beso al lobo
El lobo empezó a despertar.

Pequeña tortuga . Laura García.


Esto era una pequeña tortuga reina de un país que decide ir a visitar más países, cuando va viajando por el mar encuentra un país y decide ir a visitarlo, cuando llega se encuentra a un perro.
-Soy el rey de este país – Dice el perro
- Y yo soy la reina de un país no muy lejano – Dice la tortuga
- Tú me tienes que admirar porque soy el rey– Dice el perro
- ¿Qué significa “admirar”? –Dice la tortuga
-Admirar significa reconocer que yo soy el animal más hermoso, el mejor vestido, el más rico y el más inteligente de este país.
La tortuga pensó que eso es absurdo porque es el único animal de ese país.
Moraleja.- Nadie es mejor que nadie.

EL SASTRECILLO GEPETTO. Lydia Guiñón.


Hace muchos, muchos años, en un pueblo muy lejano en el país de nunca jamás, vivía un sastrecillo llamado Gepetto. Todas las noches antes de irse a dormir, el sastrecillo lloraba porque estaba muy solo y le pedía a su espejo mágico, que antes de morir, pudiera tener entre sus brazos un pequeño al que pudiese llamar hijo, que le ayudara con todo el trabajo que tenía en su sastrería.
El espejo, como no era un espejo bueno, porque había vivido siempre en el castillo de la madrastra de Blancanieves, que era una bruja muy hermosa pero muy mala, le prometió a Gepetto que le concedería su deseo.
A la mañana siguiente, un fuerte ruido despertó a Gepetto, salió corriendo de la cama. Todos los muebles del comedor estaban tirados por el suelo, los vasos y los platos rotos e incluso una silla colgada de la lámpara. Una pequeña figura que pasaba volando muy rápido por la habitación, mientras con una voz chillona le decía:
-¡Hola papi! Me llamo Campanilla y tú y yo vamos a ser muy felices.
Gepetto se quedó anonadado mientras se sentaba en la única silla que quedó en el comedor. Mientras oía al espejo que entre risas le decía:
-Ten cuidado con lo que deseas, porque se puede cumplir.
Gepetto enseñó a Campanilla a coser y todas las mañanas cuando se levantaba encontraba que todos los trajes estaban terminados.
Campanilla, todas las noches cosía y cosía para hacer feliz a su nuevo papá.
Y en todos los años que vivieron juntos Gepetto fue el padre más feliz del mundo. Aunque Campanilla tenía un pequeño defecto, cuando mentía le crecía la nariz, y casi todas las ganancias las usaban en poner cristales nuevos en las ventanas, pero fueron felices y comieron perdices durante muchos muchos años.

EL LEÑADOR, EL HACHA Y EL HADA. Iván.

Había una vez un leñador que tenía un hacha en muy mal estado, pero a él le gustaba mucho ya que cortaba los árboles como ninguna otra lo hacía.

Un día se sentó al lado de un río y el hacha se cayó a este. El leñador se echó a llorar y en ese momento apareció un hada, la cual le dijo: “Se te ha caído el hacha al agua, ¿no?”, el leñador respondió: “Sí”. Entonces el hada se sumergió en el río y extrajo un hacha de oro del lecho del río.

El hada le preguntó al leñador: “¿Es esta tu hacha, joven leñador?”, a lo que él respondió: “No”. Entonces el hada volvió a meterse en el río y sacó un hacha de plata. Volvió a preguntarle: “¿Es esta tu hacha, joven leñador?”, y él volvió a responder: “No”.

Por tercera vez el hada se escabulló en el río y esta vez tardó un poco más de tiempo en emerger; cuando lo hizo portaba el hacha del leñador, y le volvió a preguntar: “¿Es esta tu hacha, joven leñador?”, y él embargado de emoción por el hallazgo respondió: “Sí, esta es mi hacha, muchas gracias”. Entonces el hada le regaló el hacha de oro.

FIN


Moraleja: Si eres sincero y bondadoso, serás recompensado.

CONFUSIÓN. Alba Escrig.


En una apartada carretera había una autoestopista con un cartel que decía PALENCIA,
los coches pasaban por su lado sin pararse para recogerla.
Ella quería ir ha visitar a unos parientes que hacía mucho tiempo que no veía,
tras horas de espera un conductor, le para y le pregunta: donde quiere ir y ella le
dice que a PALENCIA.
Ya en el coche se presentan y mantienen una conversacion muy animada pues los
dos son de una edad muy parecida y con unos gustos por la música muy similares.
Tras unas horas de viaje cuando van llegando al destino, la autoestopista le pregunta
que porque le ha parado, a lo que el conductor contesta que asi no hacia el viaje solo
y tenía con quien conversar, prosiguieron hablando de sus familias, del trabajo, de
lo difícil que es viajar cuando no se tienen recursos.
Al llegar al destino, la muchacha se da cuenta de que no esta en PALENCIA sino en
VALENCIA, y al decirselo al conductor, éste le dice que no la había entendido bien y
que lo sentía mucho pero que a él lo estaban esperando y no podía hacer nada más
por ella. Asi que la chica algo enfadada se queda en la carretera con su cartel volviendo a hacer autoestop y viendo como el coche se aleja hacia VALENCIA

EL TIGRE, EL LEÓN Y EL RATÓN. Carles Rodríguez.


Había una vez un tigre y un león que vivían en la sabana y siempre estaban compitiendo porque querían gobernarla .Siempre que se miraban se giraban la cara. El león decía:
-¡Qué feo!
Y el tigre gruñía:
-¡Arrr…,te ganaré!
También iban a concursos que organizaban unos cocodrilos, para saber cuál era el más listo de la sabana. Y siempre se presentaban ellos. A veces ganaba el tigre y otras el león. Siempre estaban muy igualados. Además hacían carreras y quedaban empatados, y montones de concursos más.
Un día apareció un ratón y dijo:
-Me gustaría concursar, señor cocodrilo.
Todos los animales se quedaron con la boca abierta:
-¡Hala, esto nunca ha pasado!
-Primero, realizaréis la prueba de rapidez que os enseñará el guepardo.
A continuación, se pusieron en linea mientras el guepardo les enseñaba la prueba de rapidez. A lo largo de la prueba había monos ambulancia en los cuatro kilómetros que se había de recorrer. El tigre y el león se habían comido antes de la prueba una cebra. Entonces el ratón, que iba más ligero, fue a su marcha y el león y el tigre salieron rapidísimo, pero a medida que fue pasando la carrera el ratón fue alcanzándoles y al final les ganó.
La siguiente prueba se la enseñaba un elefante: era la de fortaleza. El elefante les dijo que consistía en luchar todos contra todos. Primero, el león luchó contra el tigre y le dijo:
.-Esta será nuestra última pelea. Y ganó el tigre y después sin casi fuerzas el tigre perdió contra el ratón.
De esta manera, el ratón fue ganando en todas las pruebas.
Y el ratón fue coronado el rey de la sabana por ser el más listo.
Moraleja: No por ser el más grande eres el más listo.

EL INTRÉPIDO BIONICLE. José Luis Asensi.



Había una vez veinticinco Bionicles , todos muy parecidos porque eran de la misma fábrica . Estaban metidos en una caja de cartón y , un buen día , alguien levantó la tapa . La primera cosa que escucharon en este mundo fue éste gritó :
- ¡ Bionicles !
Lo lanzó un niño dando palmadas de alegría . El niño había recibido los Bionicles como regalo de cumpleaños . Los sacó enseguida de la caja y los colocó en la mesa de los juguetes . Todos ellos eran iguales , excepto uno , que sólo tenía una pierna , porque no les quedaba más plástico en la fábrica .
En la mesa había más juguetes , entre ellos un castillo en cuya puerta había una muñeca Barbie de la que se enamoró enseguida. El Bionicle fue andando hacia el castillo y se puso detrás de él, cuando por la noche metieron los Bionicles no se dieron cuenta de que faltaba uno.
Al día siguiente el niño, sin darse cuenta, lo dejó en el borde de la ventana y el Bionicle se cayó. De repente, empezó a llover y dos niños que pasaban por allí dijeron :
- ¡Mira, un Bionicle! ¡ Vamos a hacerle navegar !
Hicieron un barco con una hoja de periódico, colocaron en él el Bionicle y lo dejaron a merced del agua de un arroyo que se había hecho con la lluvia. El Bionicle tenía mucho miedo, pero pensaba en la Barbie para que se le pasara. Al cabo de un rato se cayó en una acequia, donde lo siguió una enorme serpiente. La acequia desembocaba en un río y cayó disparado, pero se agarró fuerte y consiguió no volcar, pero el barco se fue llenando poco a poco de agua y empezó a hundirse. El Bionicle sólo pensaba en la Barbie, en que no la volvería a ver, se hundió y de repente todo se hizo oscuro. ¡Se lo había tragado un enorme pez ! Este pez fue pescado y vendido.
Al día siguiente, de repente vió luz y oyó :
- ¡ Es el Bionicle !
De repente vió que estaba en la misma habitación de donde había desaparecido y para su sorpresa también estaba ella, la Barbie. Se sintió feliz, su viaje había terminado por fin.
Desde entonces siempre procuraba dejarse ver cuando recogían sus juguetes para descansar siempre en la caja de cartón cerca de su querida Barbie .
Con el paso del tiempo se hizo muy amigo de todos los juguetes , y en especial de la Barbie .

domingo, 8 de enero de 2012

PASAR UNAS NOCHES TOLEDANAS. Damian Pérez


e llamo Manuel. Tengo 12 años y vivo en un pueblo cerca de Madrid. Mis abuelos maternos, Susana y Ruben, nos invitaron a mis padres, a mi hermano y a mi a pasar la festividad del Corpus en su cigarral en Toledo.
Estaba muy contento de ver otra vez a mis abuelos; la verdad es que me intrigaba saber que regalo me habrían comprado por mi cumpleaños que acababa de celebrar. También quería conocer por qué
razón era tan famosa esa fiesta.
Llegamos a medio día y ellos ya estaban esperándonos. Al descargar las maletas, que no eran pocas, observé que mi abuela tenia un objeto envuelto en un papel de colores brillantes en sus manos. Yo me imaginé que era para mi y efectivamente me abrazó y me lo dio. Rápidamente rompí los papeles y vi que era un bañador, con una toalla y unas gafas de bucear para que los utilizara en la nueva piscina que habían construido este verano ya que en Toledo hace mucha calor. Mi abuela había acertado con el regalo puesto que el bañador y la toalla eran azules a rayas negras mis dos colores favoritos. Fuimos al comedor allí estaba la excelente comida que nos habían preparado.
Los mayores se fueron a hacer la siesta y yo decidí por mi cuenta inaugurar la piscina y estrenar lo que acababa de recibir.
Al atardecer pensamos que sería bonito acercarse al centro de la ciudad y ver los preparativos para la gran fiesta del día siguiente. Callejeamos por todas las callejuelas de la zona morisca y judía que estaban entoldadas para la procesión, olimos el perfume del romero y tomillo que habían esparcido por el suelo y contemplamos maravillados todas las colgaduras y tapices en los balcones y muros así como también los adornos y faroles de las calles y plazas. Finalmente nos sentamos en una cafetería a disfrutar unos riquísimos dulces de mazapán que son los típicos del lugar acompañados de un granizado de limón para refrescarnos.
Nos fuimos a dormir temprano porque el día del Corpus no nos queríamos perder ningún acontecimiento y estos empezaban pronto.
Después de desayunar partimos hacia la Catedral en la que no cabía ni un alfiler. La misa fue muy bonita con sus cantos en rito mozárabe. A continuación salimos corriendo para ver la procesión. Tuvimos la suerte que unos amigos de mis abuelos nos habían guardado unas sillas en primera fila donde nadie nos tapaba. Comenzó el desfile con los policías municipales que iban a caballo y con uniforme de gala, luego pasaron distintas cofradías y hermandades diferenciadas por el color de sus vestiduras que parecían muy antiguas, también pasaron los profesores de la universidad con sus togas y birretes de distintos colores según la facultad, caballeros medievales, muchísimos curas antes de la Custodia que es muy preciosa porque es toda de oro y con piedras de joyería, le sigue el arzobispo con sus acompañantes y las autoridades locales y autonómicas, tras ellos iba la Guardia Civil seguida por los soldados y la banda de música.
Hasta la hora de comer nos dedicamos a caminar por las calles que estaban llenas de gente. Nos metimos en un bar para tomar un aperitivo.
Por la tarde fuimos a recorrer las distintas casas cuyos patios participaban en el concurso de patios toledanos con jardines. Mis abuelos también quisieron que conociera la casa donde había vivido el famoso pintor el Greco que nos muestra como vivió y dónde y cómo trabajaba. Y para terminar la tarde contemplamos el famosísimo cuadro de dicho pintor: “ El entierro del conde de Orgaz” que me gusto mucho porque mi abuelito me lo explicó. Nos fuimos al cigarral de nuevo a preparar las maletas para nuestro regreso al día siguiente.
Al llegar a casa llamamos a mis abuelitos para que no se preocupasen por nosotros y les dije que había pasado...¡UNAS MAGNÍFICAS NOCHES TOLEDANAS!

UN CUENTO DE ALEXIS. Alexis Herreras


En Junín o en Tapalquén refieren la historia. Un chico desapareció después de un atraco; se dijo que lo habían robado los ladrones. Sus abuelos lo buscaron inútilmente; al cabo de los meses, un empresario que venía del trabajo les habló de un chico de ojos celestes que bien podía ser su nieto. Dieron al fin con él y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajado por las calles y por la vida bárbara, ya no sabía oír palabras de la lengua natal, pero se dejó conducir, indiferente y dócil, hasta la finca. Ahí se detuvo, tal vez porque los otros se detuvieron. Miró el portal, como sin entenderla. De pronto bajó la cabeza, gritó, atravesó corriendo el portal y los dos largos patios y se metió en la cocina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de asta que había escondido ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los abuelos lloraron porque habían encontrado al chico. Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el niño no podía vivir entre paredes y un día fue a buscar a su calle. Yo quería saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el nieto perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera como una criatura o un perro, los abuelos y la finca.

MEDITERRÁNEO. Julio Gil.


Palabras con Mediterráneo:
Mar, tierra, día, mero, metro, tirar, tiro, medir, reto, rato, ron, Teo, mora, mirar, mear, trineo, no, tan, ten, dote, tío, tía, don, dan, dar, tarro, Orán, erre, reno, era, mío, mía, mote, moda, mito, mota, motín, mitón, donar, remar, morar, mirar, retar, timar, timo, medio, media, raro

Este cuento que os voy a contar es un poco un timo. Mi tío Teo y mi tía Mar moran en la ciudad de Orán situada en el mar Mediterráneo. Por extraño que parezca siempre van en trineo tirado por medio reno, al que de mote llaman Ron. Esta es la última moda de su tierra.
Pero un día decidieron coger el metro para ir a comer mero y tomar un tarro de zumo de moras. Mi tío no sabía que si bebías zumo de moras en aquel lugar tenías que retar a alguien a tirar un tiro a una diana que había en aquel restaurante, pero sin mirar a donde apuntabas.
Mi tía se opuso con todas sus fuerzas a esta idea tan descabellada, pero mi tío siguió erre que erre, porque a él a raro no lo ganaba nadie.
Se quitó los mitones para poder disparar mejor, se preparó, cerró los ojos, apuntó y .... disparó.
Ya os podéis imaginar lo que ocurrió, una catástrofe. En vez de darle a la diana le dio en la pierna a Don Nemo, que era un pobre hombre que sólo se dedicaba remar.
Mis tíos llevaron al herido al hospital, y más tarde hasta su barco. Cuando los tripulantes vieron llegar al grupo, estuvo a punto de organizarse un motín a bordo. Estaban muy enfadados con el estúpido de mi tío, ya que lo habían visto todo a través de la mira de su embarcación.
Al final los ánimos se calmaron y mi tío no fue tirado por la borda.
Teo aprendió una gran lección, no hay que ser tan impulsivo y pensar más las cosas.

Naripincha. Enma Rodríguez.


Sandía saltamontes, el gran viajero, llegó al atardecer a una ciudad italiana y buscó un sitio donde pasar la noche. Entonces descubrió el taller de Repeto, el carpintero que vivía solo, sin más compañía que el perro Coqueto y el ratoncito Iñigo. A Sandia saltamontes le apareció que la habitación era acogedora; tenía su chimenea y todo, y pensó quedarse. Entonces oyó un ruido. Era Repeto, que había terminado una marioneta de madera y la estaba probando.
-¡ Estupendo!1Funciona! Pero debo ponerle un nombre.
1Ya está1: Naripicha. ¿Te gusta, Coqueto?
Como es lógico, ni Coqueto ni Iñigo ni Naripincha dijeron nada, pero como el carpintero tenía costumbre de hablar solo. Luego se despidió de los relojes y de los juguetes.
-Me voy a dormir. ¡Ah, si pudiera tener una niña en vez de una marioneta! - dijo mirando a Naripincha. Aquella noche, ante el asombro de Sandía saltamontes, el taller se llenó de luz y apareció… ¡El Hada Azul, nada menos!
-Repeto merece un premio porque con sus juguetes ha hecho felices a muchos niños –dijo el Hada-. ¡Marioneta despierta, te concedo el don de la vida! sé valiente, sincero y generoso y algún día te convertirás en un niño de verdad-luego se fijó en Sandía saltamontes-. Naripincha necesita alguien que le enseñe lo que está bien y lo que está mal. ¡Sandia tú serás su conciencia! –Encantado señora-dijo Sandía saltamontes. A la mañana siguiente. Repeto estuvo a punto de volverse loco de alegría al encontrar a Naripincha lleno de vida. Poco después le mandó a la escuela. Y por el camino fue engañado por dos granujas, que le contaron maravillas del mundo del teatro, aunque lo que querían era venderle a un titiritero. ¿De que sirvieron las advertencias y protestas de Sandia saltamontes? de nada. Naripincha no escuchó la voz de su conciencia. Naripincha fue encerrado en una jaula. El infeliz pensó en su padre y se puso muy triste. Entonces apareció el Hada Azul.
-¿Porque no fuiste a la escuela?-preguntó.
-Bueno…, iba hacia allí…, pero me encontré con el Monstro del Lagones.- respondió Naripincha, la nariz le creció y le creció.
-Naripincha- Dijo el Hada-, las mentiras crecen y se hacen tan grandes como tu nariz. No vuelvas a mentir. Luego el Hada liberó a Naripincha. Cuando volvía tan contento hacia su casa se encontró otra vez con Pepe el Honrado y Gordon el Gato. Los dos le convencieron de que necesitaba pasar una temporada en la Isla de la Diversión para descansar.
-¡Naripincha, acuérdate de Repeto! ¡No vayas!- gritó Sandia saltamontes.
Pero Naripincha pensando en las diversiones que le esperaban, ni si quiera lo oyó. ¡Que poco éxito tenia Sandia saltamontes como conciencia!
Naripincha viajo a la isla con muchos niños y niñas. Un hombre los llevo hasta allí y luego les soltó:
-¡Viva que maravilla!- gritaban los niños y las niñas-¡No hay gente mayor para decirnos lo que tenemos que hacer! Montaron en todas las atracciones y comieron montones de helados, hasta hartarse. Un chico llamado Dionisio invito a Naripincha a jugar a los bolos.
-¡Te estas portando mal!-le dijo Sadia saltamontes-¡Vuelve conmigo!
-¡Pero si Dionisio es mi mejor amigo!- dijo Naripincha. En ese instante, Dionisio empezó a rebuznar ¡Se había convertido en un burro! ¡Todos se habían convertido en animales para hacerles trabajar en las minas de sal! Y el también se estaba convirtiendo en un burro.
- ¡Vámonos rápido de aquí!- le dijo Sandia saltamontes. Huyeron antes de que pinocho se convirtiera en burro del todo. Cuando llegaron a la ciudad se enteraron de que Repeto se había ido con una barca a buscar a Naripincha y, que un cachalote se lo había tragado. Naripincha se sentía culpable. En el estómago de un cachalote, Repeto, en la barca para poder alimentarse el y su perro. ¡Repeto!-grito Naripincha.
-¡Oh, no puedo creerlo!-exclamo Repeto. El y ella se abrazaron felices. Naripincha le conto sus aventuras y luego dijo:
-Ya no nos separaremos nunca.
-Tendremos quedarnos en al estómago de este animal.-dijo Repeto
-No, tengo una idea –respondió Naripincha.
Y la pusieron en marcha: hicieron una balsa con algunas de las tablas de la barca y quemaron las demás. Con el humo el cachalote estornudó… El cachalote furioso les persiguió. Las olas destrozaron la balsa, pero consiguieron llegar a la costa. Repeto estaba agotado, pero Naripincha… ¡había muerto, o lo parecía! El pobre carpintero se arrodillo a su lado y se echó a llorar, desconsolado. Entonces apareció el Hada Verde, y dijo:
-Has demostrado ser una niña valiente, sincera y generosa. Serás pues una niña de verdad. Y Naripincha despertó… ¡convertida en una niña de carne y hueso! Sandia saltamontes siguió viajando por el mundo.

CUENTOS MEZCLADOS. Teresa Herranz.


Érase una vez una familia que vivía en un bosque; Blancanieves y sus hijos, los siete cabritillos.

Todos vivían aterrados porque Caperucita Roja, el ser mas temido del bosque acechaba por los alrededores de la casa.

Un día Blancanieves les dijo a sus pequeños que cerraran la puerta que se iba a comprar. El mayor de los cabritillos le dijo a su madre:
Yo cuidaré de mis hermanos.
Blancanieves contestó:
Muy bien, pero no dejes que entre nadie.

Caperucita que oyó la conversación decidió realizar su plan para hacer sentir a la gente lo que había sentido cuando el lobo de su cuento se la había comido, ademas con todos los animales que hay en el bosque se la tenia que comer a ella,una persona, y por eso pensaba que se sentiría mejor haciendo sufrir a unas pobres cabras, aunque un cazador le hubiese salvado junto con su abuelita de ser digeridas por aquel horrible animal. Aguardó escondida entre los arbustos a que Blancanieves saliera de la casa y se alejara de allí. Cuando vio a Blancanieves lejos, se dirigió a la casa y tocando a la puerta dijo:
Abrid pequeños, soy la mamá, Blancanieves.
Uno de los cabritillos gritó:
No eres nuestra mamá, ella tiene la voz muy dulce y tú la tienes muy desagradable.

Caperucita furiosa fue a comprar huevos para comérselos y así aclararse la voz.
Una vez realizada su estrategia se dirigió a la puerta y nuevamente dijo:
Abrid pequeños, soy la mamá, ya he llegado de comprar.
El cabritillo más pequeño exclamó:
Enséñanos el pie por debajo de la puerta.
Caperucita lo hizo, pero el más pequeño dijo:
No es la mamá, ella lleva unos zapatos azules y tú los llevas rojos.

Caperucita llena de rabia, fue al mercado y se compro unos zapatos azules. Después volvió a dirigirse a la casa y enseñando el pie por debajo de la puerta dijo:
Abrid.
Los cabritillos abrieron y cuando vieron a Caperucita intentaron esconderse. Solo le resultó útil al pequeño que se escondió detrás del reloj, así que Caperucita se comió al resto y se fue de la casa.

Cuando Blancanieves llegó y vio al pequeño llorando preguntó:
¿Qué ha pasado?, ¿Dónde están tus hermanos?
El cabritillo contestó:
Caperucita nos ha engañado y se ha comido a sus hermanos.
Blancanieves contestó:
No te preocupes, coge una navaja, aguja e hilo y vente conmigo.

Así lo hizo, después de un rato vieron a Caperucita durmiendo y se acercaron a ella. Blancanieves cogió la navaja y le abrió la tripa, de allí salieron los cabritillos que con alegría abrazaron a su madre.


Blancanieves les dijo a sus hijos:
Recoged muchas piedras.
Después le metieron las piedras en la tripa y le cosieron la abertura.
Cuando pasaron un par de horas Caperucita despertó y se acercó al río, pues tenía mucha sed, y del peso de las piedras cayó en él.
¡Nunca más volvieron a verla!

La habitación de Van Gogh. Ana Soriano.


Era un día caluroso de verano. Era por la tarde, me estaba preparando para ir a la piscina con mis amigas. Le pregunté a mi madre dónde estaba mi bañador, ella me contestó que estaba arriba, en el lavadero. Subí las escaleras, y cuando iba a abrir la puerta del lavadero, vi algo que no era normal. Me acerqué al cuadro que se encontraba encima de la televisión. Era el cuadro de “La habitación” de Vincent Van Gogh. En el cuadro había algo que no encajaba, había dos personas que nunca habían estado allí, y una de ellas estaba llorando encima de la cama. De repente, noté un fuerte aire en la espalda, raro en esas fechas, me giré, y un remolino de aire me rodeó. Entonces vi a mi alrededor una habitación simple, no muy nueva, y sin muchas comodidades. En algunas esquinas de la habitación en la que me encontraba, la pintura se caía a pedazos, y había humedad. Oí unas voces que se acercaban, y me escondí debajo de la cama. Mantuvieron una conversación no muy larga. De repente uno de ellos se sentó encima de la cama, y yo debajo noté el golpe que me había dado en el brazo, y después de sentarse se echó a llorar, como yo había visto en el cuadro minutos antes. El señor que lloraba le dijo que era lo único que le quedaba y que se lo pagaría como pudiese. El otro señor, con traje de chaqueta, decía que era su trabajo y que tenía que hacerlo. Más tarde salió por la puerta. El otro, se tumbó en la cama. Al sentarse, me volvió a golpear en el brazo y esta vez no aguanté y me resentí en voz alta. Se levantó rápidamente de un salto y miró debajo, y allí estaba yo. Sorprendido, y al mismo tiempo enfadado, me preguntó quién era, cuánto tiempo llevaba ahí dentro y qué hacía allí. Yo le conté lo que me había pasado y lo que había oído. Tan desesperado como estaba, no me tomó por loca, y me dijo que me podía quedar el tiempo que quisiese mientras pagase. Le dije que solo llevaba 15 euros. Se quedó pensativo. Pasados 5 minutos me preguntó qué eran los euros, y le enseñé el billete.
Al día siguiente, me despertó y me dijo que el dinero que le había dado no se conocía, y que por lo tanto era una riqueza. Salté de la cama de alegría y le di las 5 monedas de euro que aun me quedaban, le dije que se las quedara, y el las aceptó. Volví a sentir el aire en mi espalda, rápidamente me despedí de él, y me dio las gracias. Me volvió a rodear ese remolino de aire y al momento ya me encontraba otra vez en mi casa. Estaba contenta de haberle ayudado, volví a mirar el cuadro y allí se encontraba él, con una gran sonrisa contemplando su habitación, pensando que nunca más la podría perder.
Tal vez pintara ese cuadro por el cariño que le tenía a esa habitación, o tal vez porque siempre lo quería recordar.

EL MUERTO DE VILLARRIBA. Gonzalo Moreno.


Había una vez, dos pueblos, Villarriba y Villabajo, estaban muy cerca el uno del otro y los dos tenían 1500 habitantes. El alcalde era el mismo para ambos pueblos y se llamaba Hipólito.
Un día Hipólito decidió hacer un campo de fútbol pero, no sabía en cual de los dos pueblos construirlo. Villarriba y Villabajo votaron la forma de decidir dónde harían el campo. Tras dos días de votaciones salió que se construiría en el pueblo que más habitantes tuviera.
Con ese dilema, iban pasando los meses...

Herminio el pastor vivía en una casa pequeña cerca del castillo de Villarriba, tenía un gato que todas las noches salía a maullar a la calle. Una noche, los vecinos no lo vieron ni lo oyeron. Al día siguiente extrañados, fueron a casa del pastor y el pobre estaba muerto en el sillón.
Entonces los vecinos de Villarriba decidieron llevarlo a Villabajo así, construirían el campo en Villarriba. Esa misma noche los vecinos llevaron a Herminio a Villabajo y con mucho cuidado, para no despertar a ningún vecino, lo dejaron en el banco de la plaza. Hecho el trabajo, volvieron a Villarriba.

A la mañana siguiente los vecinos de Villabajo se asustaron al ver a aquel pobre hombre muerto acompañado de su gato. Ningún vecino lo conocía pero como les dio pena decidieron enterrarlo en Villabajo.
El alcalde, Hipólito, anunció que tras el entierro, como en Villarriba ya serían un habitante más, allí se construiría el campo.
Hipólito observó que durante el entierro, en el cementerio, había un gato que no se separaba del ataúd. Cuando acabó el entierro el gato se marchó y el alcalde, como le llamo la atención que el gato no se separara del ataúd hasta ser metido bajo tierra, decidió seguirlo. El gato fue directo a una casa que estaba cerca del castilo de Villarriba y entró por una rendija que había en la puerta.
Como aquello le resultó muy sospechoso a Hipólito, los mismos vecinos de Villarriba confesaron que ellos habían llevado el cuerpo a Villabajo para que el campo se construyera en Villarriba. Avergonzados por su hazaña, le dijeron al alcalde que debían construirlo en Villabajo.

Al año siguiente, el día de la inauguración del campo de fútbol, al que le llamaron, “Herminio López”, asistieron los habitantes de los dos pueblos unidos. Fue un gran partido, en el que el equipo local ganó 5 – 0 a un equipo de la región de Murcia.
Por cierto, el escudo del equipo local llevaba dos uves entrelazadas debajo de un dibujo que parecía un gato.

sábado, 7 de enero de 2012

El guitarrista.Juanma Sales.


No hace mucho tiempo había un pueblo que estaba infestado de canarios, eran unos canarios tan malos que como salieras a la calle te picaban en los ojos como si fueran cuervos.
Un día el niño más tonto del pueblo le dijo a su padre que era el alcalde:
-Papa, papa hoy ha salido en las noticias que a los canarios les gusta la música rock.
Entonces el alcalde tuvo una idea, la idea era la siguiente:
-Pondré un concurso de guitarristas de rock y al que más canarios se le acerquen lo contrataré para expulsarlos a todos.
Y puso un cartel en la calle, el cartel decía lo siguiente:
Concurso de rock con guitarra.
Primer premio: 1.000€
Premio especial de 3.000€ al guitarrista que consiga expulsar a los canarios de Villa Tempujo.
Llegaron guitarristas de muchos lugares. Empezó el concurso de rock en el teatro municipal, fueron tocando uno detrás de otro y los pájaros al oír la música fueron acercándose al lugar donde se celebraba el concurso. Cuando terminaron de tocar todos los participantes el jurado se reunió para decir quién era el ganador.
Cuando ya decidió el jurado quien era el ganador, este se puso a tocar pero había unos niños que querían fastidiar el concurso así que tiraron un cohete para que los canarios no escucharan la música y no los pudieran capturar. Todos los vecinos del pueblo estaban muy enfadados, hasta que les dijo el alcalde que los niños con el cohete habían asustado a los canarios y habían desaparecido todos .
Al final como los niños habían asustado a los canarios no tuvieron que pagar los 3.000€ y los gastaron para construir una valla que rodeaba el pueblo y era anti aves o insectos.
Desde aquel momento no tuvieron ningún problema.

Pulgarcito feo. Elena Guillén


Había una vez un niño llamado Pulgarcito, tenía 5 hermanos y con él 6, todos eran de piel clara y rubios con ojos verdes, pero él era moreno y ojos negros como el carbón, al igual que su pelo, por lo demás eran todos iguales.
Al nacer, la madre mimaba más a sus hermanos que a Pulgarcito y eso a él le molestaba.
Una tarde, Pulgarcito cansado ya de los mimos que él no recibía, se fue el solo por un camino. El camino era oscuro, estaba lleno de arañas y murciélagos pero a Pulgarcito le daba igual, él lo único que quería era irse lejos de allí y irse a cualquier sitio donde le recibieran con los brazos abiertos y que le dieran los mismos caprichos que a todos los demás niños.
Vagueando por el sendero se empezó a cansar y decidió sentarse un poco. Se sentía solo y triste, no tenía a nadie cerca de él. Cuando se levantó para seguir andando se encontró a los pies de un lago. El lago era muy grande, sus aguas eran cristalinas y alrededor había unas piedrecitas que lo rodeaban.
Pulgarcito se asomó para verse reflejado, pero lo que vio no lo gustó nada, él veía un niño muy feo y desgraciado y se asustó. Luego comprobó que era su reflejo y que no era el de otra persona y se entristeció. Se puso a llorar de tal manera que el lago terminó por llenarse aún más de lo que estaba.
Cuando hubo terminado de llorar se agachó, se lavó la cara y siguió su camino. Al llegar a un pueblo, Pulgarcito echó a correr a toda pastilla por las calles disfrutando de la gente que pasaba por allí y buscando a una familia que le acogiera en su casa y le diera lo que él quería.
Tras andar por todo el pueblo observando a toda la gente y buscando a la familia se paró en una esquina a descansar. Al ver que nadie iba a buscarle ni a acogerle se fue muy despagado por las calles vagueando hasta llegar al final del pueblo donde a lo lejos vio una casita con luz se giro para despedirse del pueblo y al darse la vuelta la casita ya no estaba.
Se quedó extrañado pero decidió ser valiente, reunir fuerzas y salir a buscar es casita donde a lo mejor se podía quedar y ser feliz.
Pulgarcito se puso en marcha dejando atrás el pueblo. Empezó a caminar y a caminar sin descanso hasta que llegó la noche y miró al frente para su sorpresa allí estaba otra vez la casita y sin perder ni un segundo echó a correr si perder de vista la casita, cuando estuvo frente a la puerta llamó. Le abrió una mujer de mediana edad pero pese a su físico se diría que ya es muy mayor, la señora le invitó a pasar y Pulgarcito entró. La señora decía llamarse Maca y Pulgarcito pensó que vendría de Macarena. La mujer le dio de cenar un montón de comida espectacular y deliciosa.
Cuando cayó la noche alguien tocó la puerta y Maca empujó a Pulgarcito a un armario diciéndole que no se moviese de ahí o que no hiciera el más mínimo ruido porque había llegado su marido y él era un ogro. Al abrir la puerta entró un hombre enorme con cara de pocos amigos, diciendo que tenía hambre y que olía a niño. Maca dijo que a niño era imposible porque allí no había ninguno y que sería el pato que estaba cocinando, pero su marido seguía diciendo que no era ni el pato ni nada que allí había un niño. Maca se puso muy nerviosa y le dio la cena al ogro, cuando el ogro se tranquilizó Maca se acercó al armario y sin que su marido la viera dejó al niño en la cama de invitados pero que aunque se iba a dormir que tuviera mucho cuidado, porque su marido llevaba mucho tiempo sin comer ningún niño y quería uno. Al amanecer Maca fue a despertar a Pulgarcito y le dijo que se fuera ahora que podía que era su última oportunidad de escapar del ogro.
Pulgarcito se escapó por la ventana y se volvió al pueblo allí se compró un bollo para comer porque solo le quedaba dinero para ese bollo se sentó en una esquina y se comió el bollo.
Se quedó esperando a que alguien fuera a recogerle y se quedó dormido. Cuando despertó no encontró a nadie que fuera a por él, ni a nadie que le indicara que entrara a su casa para darle los cuidados con los que él tanto había soñado y que nunca obtuvo.
Pasó por allí una señora joven, morena, con los ojos marrones y el pelo castaño, que le dijo que se llamaba Paula y que si quería entrar en su casa para tomar algo porque fuera hacía mucho frío.
Pulgarcito aceptó y se fue con ella a su casa. Una vez allí vio que era una casa preciosa y que en una esquina había una niña sentada jugando con una muñeca. Pulgarcito se acercó y le dijo:
-¡Hola! ¿Cómo te llamas? Yo me llamo Pulgarcito.
-¡Hola! yo me llamo Arantxa.
-Encantado de conocerte Arantxa. ¿Puedo jugar contigo?
-¡Claro!-Arantxa se sentía muy feliz porque por fin alguien quería jugar con ella. Y los dos niños se sentaron juntos a jugar a las muñecas.
Mientras la madre les preparaba un chocolate caliente con galletitas.
Allí Pulgarcito se quedó toda la tarde con Arantxa y con Paula. Le preguntó a Paula si se podía quedar para siempre y le dijo que sí, que ella lo trataría como una madre de verdad. Al oír eso Pulgarcito se puso muy contento porque por fin podía tener los cariños con los que siempre había soñado. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

CAPERUCITA AZUL.Eva Ibáñez.


Había una vez una niña muy guapa que su madre le hizo una capa azul,
a la niña le gustaba tanto la capa y se la ponía tanto que a esta niña le llamaron Caperucita Azul.
Una vez su madre le dijo:
- Hija, ¿tienes que ir a ver a tu abuelita? dijo la madre
- Por que mamá es que ahora vive en la ciudad. respondió
- Da igual hija hace mucho tiempo que no la ves. dijo la madre
- Vale esta bien, pero tú también bienes. respondió
- Hombre claro que yo también quiero ver a mi madre. dijo la madre
- Mañana cogemos ya el tren. dijo la madre
- ¡vale! respondió

A la mañana siguiente:
- Mamá, ¿cuánto queda?
- Hija que ya casi estamos
- Mira caperucita esa es la casa de la abuelita
- Oh que grande mamá.

Una vez en casa de la abuelita, caperucita le preguntó a su madre cuanto nos quedábamos y la madre le dijo que mas o menos 6 meses.
A la semana siguiente, la madre se fue a buscar trabajo, y caperucita se quedó sola en casa de su abuelita, por que su abuela también se fue al campo a coger mandarinas.
- ¿Mamá y que voy hacer aquí yo sola?
- Hija, pues sales al parque de enfrente y haces amigos y amigas
- ¡vale! respondió la niña

A si que Caperucita se hizo amiga de una chica que se llamaba Lucía;
las dos chicas se fueron a casa de la abuelita de Caperucita, a jugar.
Pero de repente, llamaron a la puerta y ellas decidieron abrirla.
Eran unos hombres muy fuertes y musculosos, estaban muy nerviosas
Pero nada salió bien secuestraron a Caperucita y Lucía.
Cuando llegaron a casa, la madre y la abuelita se encontraron que no estaba Caperucita, la buscaron por todas partes y no hubo manera.
Se les ocurrió llamar a la policía, y la policía se puso en búsqueda.
Los secuestradores vieron en la televisión que dos niñas llamadas Caperucita y Lucía estaban desaparecidas.
Y entonces, ellos llamaron a casa de la abuelita para avisar que las niñas estaban bien y que ellos solo querían la capa azul de Caperucita, las llevaron a casa de la abuelita a entregarlas pero con la condición de que le diera a capa azul, y como a Caperucita le gustaba tanto, su madre tubo que hacer una para cada uno de los hombres.
Y se fueron todos felices envueltos en sus capas azules.

CAPERUCITA VERDE.Andrea Nicoleta.


Había una vez una niña muy feita. Su madre le había hecho una capa verde y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Verde. Un día, su madre le pidió que llevase unos caramelos a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendandole que se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era poco peligroso, ya que siempre andaba acechando un zorro. Caparucita Verde recogió la cesta con los caramelos y se puso en camino. La niña tenia que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba muchos amigos: las piedras, la arena.. De repente vio al zorro, era pequeño, delante de ella.
-Hola¡ ¿Que donde vas pequeña?- le preguntó el zorro con su voz aguda.
-A casa de mi abuelita- le dijo Caperucita.
-No está lejos,pensó el zorro para si, dándose media vuelta.
Caperucita puso su cesta en la tierra y se entretuvo cogiendo piedras, el zorro se ha ido pensó ,no tengo nada que temer, la abuela se pondrá muy infeliz cuando le lleve un hermoso puño de piedras ademas de los caramelos. Mientras tanto, el hermano del zorro que había escuchado toda la conversación se fue a casa de la abuela, llamó fuerte a la puerta y la joven le abrió pensando que era Caperucita . Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del zorro.El zorro devoró a la Abuela y se puso el gorro azul de la desdichada, se metió en el armario y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita verde llegó enseguida, toda contenta.
La niña se acercó al armario y vio que su abuela estaba muy cambiada.
- Abuelita, abuela, he venido a traerte unos caramelos muy dulces.
- Gracias hija mía, tienen buena pinta. Dijo el hermano del zorro mientras cogía un caramelo de la cesta.
- Abuela, abuela, ¿te gustan?
- Aaaahh, me he roto un diente...
- Abuela, abuela pero si tu tienes dentadura no se te pueden romper...
- Ya pero ahora no llevo¡¡ y diciendo esto, el hermano del zorro malvado se abalanzó sobre la niña y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.
Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del zorro, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al zorro en el armario, dormido de tan harto que estaba.
El cazador cuando vio al zorro huyó como un cobarde solo se quedó el segador que con el cuchillo en la mano se acercaba al zorro para cortarle la tripa, pero como le temblaba la mano se le cayó el cuchillo en su pie y pegó un gran grito, del grito el zorro se despertó y se lo comió, desde entonces nadie pasa por el bosque porque como esta el zorro no se atreven.Pero un día el zorro amable cogió a su hermano y se chivó a su madre y nunca más lo dejo salir de casa.La madre de Caperucita Verde se quedó sin saber nada de su pobre hija y tampoco no supo nada de la abuelita.

Atrapadas en el tiempo. Norina Nieto


Hace mucho tiempo fui a casa de mi abuela que vivía al lado del mar. Una tarde estábamos las dos mirando al mar cuando de pronto los relojes de la casa empezaron  a ponerse blandos como si fueran de plastilina y se estuvieran derritiendo. Entonces el tiempo transcurrió muy lentamente, como si algo impidiera que las agujas de los relojes se movieran.
Como no sabíamos qué hacer seguimos mirando el paisaje, al cabo de un rato miramos otra vez los relojes y estos yacían con la misma impresión que hacía un rato aunque ahora parecían agotados del sol, el mismo sol que no bajaba ya que ni las horas ni los minutos transcurrían como debía ser; parecía un lago de tiempo atracado en la playa, sin poder seguir su camino. Mi abuela y yo nos miramos extrañadas sin saber qué hacer; los relojes estaban ahora en sitios diferentes estirándose como si de chicle se trataran.
El paso de las horas nosotras lo notábamos aunque los relojes no hicieran su trabajo; seguimos nuestras vidas hasta que algo se nos ocurriera para que los relojes volvieran a su estructura normal.
Un día a mi abuela se le ocurrió mirar a ver la razón por la que los relojes no funcionaban bien; primero empezó por la estructura y el material del cual estaban hechos. Un rato después pensó que a lo mejor, a los relojes, les fallaban las piezas con las que estaban fabricados. En realidad ella no lo sabía muy bien, no sabía qué era aquel fenómeno tan extraño por el cual ocurrían esas cosas…
Pasaron unas semanas y los relojes por si solos se iban incorporando y poniéndose rígidos, como se supone que eran. Mi abuela y yo nunca averiguamos el motivo por el que pasó toda aquella historia, pero lo que sí sabemos es que vivimos una aventura del tiempo algo inesperada.
Mi abuela, un día se preguntó si el resto del mundo también estuvo atracado en el tiempo, y como ella, curiosa como nadie, tenía que saberlo llamó a su hermana que vivía en Andalucía, lejos de ella, y esta no se creyó nada de lo que su hermana le estaba diciendo, decía que estaba loca y se le había ido la cabeza de tomar tanto el sol en la costa.
Mi abuela se extrañó mucho al ver que la “aventura” que vivimos solo nos pasó a nosotras, o al menos a la gente de la costa. Parece ser que nosotras seguimos un tiempo con nuestra vida atracada en el tiempo, menos la demás gente que vivía cómodamente su vida sin “atascos en el tiempo”.

jueves, 5 de enero de 2012

Plagio de Hansel y Gratel. Andrea Cerverón.


En una tierra mítica y una época mágica en el reino de Estrella vivía una pequeña familia de campesinos donde no había trabajo y se morían de hambre, su madre era viuda y desde que su padre murió las desgracias les acudían siempre, hasta que un día un caballero de blanca armadura les apareció en la puerta diciendo que era su tío y les iba a ayudar a salir de la hambruna y la pobreza.
Gracias al misterioso caballero podían comer, pero la madre no lo recordaba… Una mañana los niños le vieron irse al bosque umbrío y como desconfiaban de él al no haberse quitado la armadura nunca le siguieron, le vieron hablar con una mujer con el rostro tapado, no sabían quién era, cuando la mujer se fue Axel sin querer empujo a Marcos hacia el camino, pero su tío no se dio cuenta estaba como hipnotizado…
Después de comer la madre se fue al pueblo a por especias, mientras el tío llevo a los niños al bosque, como no se fiaban de él se cogieron una espada y un arco que tenían en caso de emergencia. Estuvieron andando durante horas hasta un pozo donde su tío les empujo para que se cayeran dentro y abandonarlos, cuando su tío se fue, cogieron una liana la ataron a una de las flechas de Marcos, él la tiro hacia la rama de un árbol que se veía desde el interior del pozo, tensaron la cuerda y empezaron a escalar. Cuando salieron, anduvieron y anduvieron buscando el camino de vuelta, hasta llegar a una casa de oro y joyas que tenía un extraño resplandor entraron dentro para explorar, allí dentro vieron una mujer que decía ser la princesa del reino de Estrella, pero ellos nunca la habían visto…
Les ofreció quedarse en su casa durante esa noche, Axel se ofreció encantado, pero Marcos no se fiaba mucho. La casa era bonita, pero había un olor muy desagradable y que les resultaba familiar, pero no se acordaba de cual era. Se quedaron esa noche allí, durante la cena, Marcos se dio cuenta que estaba todo el rato bebiendo de una botella que llevaba siempre encima, era algo que le resultaba muy extraño. Cuando se fueron a la cama a dormir, Axel se fijo en que ella había cerrado su habitación con pestillo, y que tenía mucha prisa en irse, también se fijo en que al irse tenía una mano enorme y morada oscuro… Al día siguiente Axel madrugo y fue hacia el cuarto de la mujer e intento entrar, porque su hermano le había contado cosas extrañas sobre ella, la puerta estaba cerrada, pero se podía ver un poco, cuando miro a la cama se dio cuenta que la ama de la casa no era una mujer… ¡Era un trol! Sucio, apestoso… En ese momento el trol se despertó y le vio mirar por la puerta, se levanto se la cama y fue hacia él, arrancó la puerta de sus grilletes, y le persiguió por toda la casa hasta el salón de invitados donde Marcos dormía, Axel le despertó y cogió su espada, Marcos cogió el arco intento darle al trol con una de sus flechas pero por el sueño que tenia fallo, Marcos le pregunto quién era el trol, Axel le dijo que era muy largo de explicar, en ese mismo momento el trol cogió a Marcos por el cuello intentando ahogarle, Axel le pego una estocada, pero fallo por suerte se distrajo y soltó a su hermano, cogió el arco y le pegaron a la vez los hermanos y se desasieron del trol y cogieron todas las joyas que pudieron para llevarlas a casa de camino se encontraron con su madre y le contaron todo lo que habían vivido le ensañaron las joyas, que gracias a ellas pudieron vivir sin pasar más hambre nunca más, y no se supo más de su tío.


Ella les ofreció un mapa del bosque, ellos lo cogieron y se fueron hacia la puerta cuando se fueron a despedir… ¡Ella le cerró la puerta, sin tocarla! Y les ataco de repente, se dieron cuenta que era la mujer con la que había hablado su tío esa mañana, ¡estaba todo planeado! En ese momento apareció su tío y se quito el yelmo y vieron su rostro esquelético, en ese momento se acordaron de una vieja historia del reino donde salía la antigua reina y su amado caballero de blanca armadura que se murieron decapitados por el uso de la magia, pero antes juraron venganza, venganza a los heredaros de la corona, ¡eso significaba que ellos eran los verdaderos príncipes del reino!, claro si salían vivos de ahí, en ese momento sin pensarlo Axel les atacó, y miro a Marcos diciendo: ´´Atácale``, él le ataco sin dudarlo y después de una larga batalla salieron victoriosos de allí, cuando se alegaron de la cueva se encontraron a su madre y le contaron todo lo que había sucedido.
Luego se fueron al castillo y le contaron la historia al rey y no les creyó Axel se metió la mano en el bolsillo y notó un papel que ponía la verdadera historia y demostraba a quien pertenecía el reino.

EL perro y el zorro. María Peiro.


Había una vez un zorro delgado, con el pelaje naranja y los ojos azules y sobre todo muy hambriento que paseaba por un pueblecito pequeño alejado de los demás pueblos escondido entre las montañas cuando se encontró con un perro, gordo con el pelaje marrón y los ojos negros y le dijo:
-¡Vaya tu estás muy bien alimentado!-dijo el zorro.
-Si, porque mi amo me da de comer todos los días –dijo el perro-¿pero tú no comes mucho, no? - preguntó el perro.
-Si, pero una pregunta;
¿Qué es eso que tienes en el cuello?-preguntó el zorro.
-OH…esto es un collar de diamantes de cuero rojo me lo pone mi amo para que no me escape.
¿Quieres comer tanto cómo quieras? - preguntó el perro - Pero tendrás que llevar un collar.
-No gracias, prefiero ser libre y tener hambre a comer todo lo que quiera y estar encerrado – dijo el zorro.
Y dicho esto el zorro se fue contento y por donde había venido.



Vale más ser libre
que comer mucho

HÉRCULES PROTEGE A LOS TRES CERDITOS DEL LOBO FEROZ. Iván Tortajada.


Había una vez tres cerditos que vivían con su madre hasta que un día su madre les dijo:
- Como ya sois mayores, ya os podéis ir. Construiros una casa y vivid solos como los adultos que sois, pero tened cuidado del lobo feroz-. Los tres cerditos se fueron y empezaron a construir su casa. El primero la construyó de paja, el segundo de palos y madera y el tercero pidió ayuda a su buen amigo Hércules para que con su fuerza le ayudara a construir su casa de ladrillos.
El lobo feroz vigilaba de lejos como construían sus casas y lo que nadie sabía era que el lobo feroz estaba compinchado con Hades, el enemigo de Hércules. Hades le dijo al lobo que si quería que le ayudara, pero el lobo dijo que soplando derribaría las casas y se comería a los cerditos. Entonces llegó el día del ataque. El lobo fue a por el primer cerdito (que había construido su casa de paja) y dijo:
- Cerdito, soy el lobo, déjame entrar-.
Y el cerdito le dijo que nunca le dejaría entrar. El lobo dijo:
- Pues soplaré y soplaré y tu casa derribaré.
El lobo sopló tan fuerte que derribó la casa del primero. Entonces el cerdito se fue a la casa del segundo (que la había construido de palos y madera) y entró con su hermano. El lobo se disfrazó de oveja y tocó a la puerta.
-¿Quién es?-dijo el segundo cerdito.
Y el lobo dijo:
-Soy una pobre ovejita. ¿Me dejáis entrar? Y cuando estaban a punto de abrirle, Hércules que pasaba por allí les dijo:
-¡No le abráis, es el lobo disfrazado!
Y los cerditos no abrieron la puerta. Hércules fue corriendo para darle una lección al lobo pero Hades lo paró por un poco de tiempo. Y aprovechando ese tiempo, el lobo sopló y derribó la casa. Hércules consiguió soltarse de Hades y los dos cerditos fueron a la casa de ladrillos con su hermano. El lobo, harto de los cerditos empezó a soplar y no consiguió derribar la casa. Quiso entrar por la chimenea pero Hércules se lo impidió dándole una patada y lanzándolo con Hades.
El lobo le dijo a Hades:
- Ayúdame a destruir la casa de los cerditos y a librarme de Hércules. Hades dijo:
- Será un placer librarme de Hércules.
Entonces Hades soltó a los titanes, unas cuatro criaturas que eran una de fuego, otra de aire, otra de agua y otra de tierra y fueron a destruir la casa. Hércules fue a enfrentarse a los titanes pero como eran gigantes no podía vencerles. Los titanes no paraban de destruir la casa, hasta que apareció Zeus. El padre de Hércules y el dios rey de los cielos. Entre Hércules, Zeus y los tres cerditos consiguieron librarse de los titanes, de Hades y del lobo. Y todos juntos repararon los agujeros que habían hecho en la casa los titanes y vivieron todos juntos en la casa de ladrillos.

miércoles, 4 de enero de 2012

Paseo a orillas del mar. María García


Un día de primavera de hace tres años, me fui con mi familia y mis amigos a ver la exposición de Sorolla que se encontraba en Valencia. Fui viendo muchísimos cuadros pero ninguno me sorprendía hasta que, en el fondo de una sala, me impactó un cuadro precioso que se titulaba “Paseo a orillas del mar”. Tenía una luz que iluminaba toda la sala. Parecía como si yo estuviera inmersa en el cuadro junto a aquellas dos mujeres.

Era un atardecer precioso en el que la brisa mediterránea lo hacia muy agradable. Las dos mujeres habían salido a dar un paseo a orillas del mar Mediterráneo porque hacía años que no se habían visto y decidieron hablar un poco de su vida. La mujer que llevaba puesto el sombrerito, que se llamaba Laura, le comentó a Marta que su hija se iba a casar y que iban a celebrar un banquete al que ella estaba invitada. Y Marta no rechazó la invitación. Siguieron hablando de lo mismo hasta que atardeció y tuvieron que dejar la conversación.

La boda era a las 14:30 del día 14 de octubre en un restaurante cercano a aquella playa. Al llegar aquel día la madre estaba muy estresada porque no sabía muy bien cómo ponerle el vestido y decidió llamar a Marta, su compañera de paseo para que le ayudara a vestir a su hija. Al llegar a la casa todos se dieron cuenta de que al vestirla sabía como colocar las cosas. Por eso decidieron hacer de esa chica una doncella para la casa.

La boda fue un éxito. Acudieron todos los parientes de los recién casados, hasta se encontraba la nombrada: doncella de la casa. Al acabar el banquete las dos mujeres se fueron a hablar a orillas del mar Mediterráneo cuando el sol del atardecer les iluminaba. Ya que estaban allí, decidieron comentar lo del puesto de doncella. Laura le anunció todas las normas de la casa que tenía que cumplir, pero Marta no hacía muy buena cara por eso le dijo que si quería le ayudaría cuando ella le llamase pero que no había ido hasta allí para que ser su sirviente. Laura lo entendió perfectamente por eso mismo decidió que para cuando su hija tuviera alguna fiesta o necesitara un vestido pensó que Marta se lo podría hacer. A ella le pareció genial.

Chicos en la playa. Sergio Pérez.


Estamos en el verano de 1910 y es medio día. Hace un calor insoportable en Valencia. El viento de poniente impide respirar. Juan, Pedro y José viven en el Cabañal, muy cerca de la playa. Únicamente tienen que cruzar la calle y están en la playa.

El sol pega de lleno después de comer, y mientras los adultos hacen la siesta, los tres chicos se aburren, no se puede jugar en la calle y con tanto calor, tampoco se puede estar en casa. Lo mejor, dicen los tres a la vez, es ir a la playa, pegarse un baño y refrescarse.

No tienen edad para ir solos, y a esas horas ningún adulto les va acompañar. Pero eso no es obstáculo para que tres valientes se metan al agua.

- Haber quien llega primero, y tonto el último, dice Juan.
- ¡Qué no llevamos ropa para el baño!, contesta Pedro.
- No tan de prisa, que llevo las zapatillas llenas de arena y no puedo correr, dice José.

Llegan a la orilla de la playa. Por el camino han ido quitándose la ropa, incluida la interior. No hay nadie en la playa, es lo normal a esas horas.

Ninguno de los tres sabe nadar, pero les encanta tumbarse en la orilla y que las olas les peguen en el cuerpo, hacer remolinos con la arena y llenarse de ella.

José dice: ¿Os habéis preguntado alguna vez, que hay al otro lado del mar?
Juan le contesta: Siempre estas con lo mismo, eres un pesado.
Pedro añade: El agua esta hoy muy salada, y me escuece la herida que me hice ayer al romperse la rama y caer al suelo.

Los tres niños se echan a reír.

- Como se te ocurrió ir detrás del gato. Fue lo menos que podría pasarte, dijo José.
- Me empiezan a picar los hombros, dice Juan
- Es que hoy hace mucho calor, mira ni siquiera hay olas y el agua está superlimpia. Se pueden ver los peces, dice Pedro.

De repente, se oye un grito. La madre de Pedro ha terminado de recoger la cocina, y lo ha estado llamando. Al no contestar, se ha asomado a la puerta y ha descubierto a los tres niños en el agua desnudos, y les dice:

- Sois unos insensatos. A estas horas, no se puede uno bañar, no os dais cuenta del calor que hace, y que el sol cae a plomo. Además toda la ropa está desperdigada por la orilla. Luego os quejáis que tiene arena. Esta noche no vais a poder dormir. Parecéis cangrejos al sol.

Los tres niños, a quienes les encanta tener la playa para ellos solos, salen del agua, se visten y ya están tramando como volver al día siguiente.

Tres cuentos en uno. Inés Carreres.


Esto ocurrió hace muchos años, en un lugar lejano, en un bosque maravilloso, una mañana la preciosa y joven Blancanieves corría por el bosque huyendo de su perversa madrastra. Corría y corría sin parar, hasta que llegó a una preciosa casita, fabricada toda solamente de dulces, chocolate y caramelos.
Cuando llamó a la puerta, salieron dos niños, ella se imaginó que eran hermanos porque se parecían mucho.
-Hola, yo soy Gretel y él es mi hermano Hansel- dijo la niña- por favor necesitamos tu ayuda, estamos aquí encerrados por una bruja, que nos quiere engordar para después comernos. ¡Por favor ayudanos!
-Está bien, os voy a ayudar. Yo soy Blancanieves y estoy aquí para todo lo que necesitéis. -¿Sabéis donde está la bruja?
-Sí, se ha ido al pueblo a comprar mas chocolate.
De repente por detrás apareció la bruja, con más chocolate. Cogió a los niños y los metió dentro de la casa, después, se dio la vuelta y le dijo a Blancanieves:
-¡Si quieres sobrevivir será mejor que entres dentro de la casa, ahora!
-Esta bien, pero no le haga daño a los niños.-contesto Blancanieves.
Una vez todos dentro de la casa encerró a Hansel y Gretel en una jaula y obligó a Blancanieves a que cocinara para ellos, así los engordaría y se los comería, después dejaría a la joven por el bosque y se olvidaría de ella. Ella no podía permitir que la bruja hiciera eso, de esa manera mataría a los niños y cuando la dejara en el bosque, la madrastra la encontraría.
Pasaron días y días y los niños seguían engordando, Blancanieves seguía cocinando y la bruja cada vez tenía más ganas de comérselos. Un día la bruja salió al pueblo a comprar unas cosas y los tres se quedaron hablando:
-Tenemos que hacer algo- propuso Gretel-.
-Si tenemos que pensar en un plan, que no sea complicado para poder hacerlo rápido.-contestó Blancanieves-.
De repente Hansel dijo:
-¡Tengo un plan!
Blancanieves soltó a Hansel y Gretel, planearon bien lo que iban a hacer.
La bruja volvió muy cargada, Blancanieves se ofreció a ayudarla, cuando de repente dijo:
-¿Dónde están los niños?
-Los he metido en la olla grande para cocinarlos.
-¡No!, yo no te he dicho que lo hicieras. ¡Voy a sacarlos!- dijo la bruja.
La bruja se asomó a la olla, pero como no vio nada, se apoyó dejando medio cuerpo dentro, lo único que vio era que los niños no estaban allí.
1.Por detrás de ella, Hansel, Gretel y Blancanieves, la empujaron y cayó dentro.
Habían derrotado a la bruja, o eso creían.
Se dieron los tres un gran abrazo, pero de repente por detrás salió la bruja toda quemada, pero viva:
-Si os creéis que me ibais a matar, lo lleváis claro, ¡Ahora os comeré a los tres!
Los cogió a todos y los metió en la jaula, mientras preparaba el caldo del puchero que iba a hacer con ellos.
Fuera de la casa, estaba Pulgarcito, felizmente tirando migas de pan, cuando oyó voces pidiendo auxilio, que venían de la casa.
Entro dentro y vio a los tres amigos enjaulados y a la bruja frente a la olla.
Pensó en como sacarlos de allí y se le ocurrió una muy buena idea.
Como era tan pequeñito, se podía meter, sin que la bruja se diera cuenta en la cerradura de la jaula y abrirla.
Se metió dentro y empezó a mover piezas hasta que lo consiguió. Hansel, su hermana y Blancanieves salieron de allí y por fin mataron a la bruja cocinándola y dando el cocido a los pájaros.
Después Blancanieves devolvió a los tres niños a sus padres y ella empezó a andar por el bosque sin saber donde ir hasta que un día se encontró con siete personitas que la cuidaron y quisieron mucho.

El sueño de mi tía Noelia.Clara Garnes.



Un buen martes, mi tía Noelia se fue un rato a tomar el té a casa de su amiga Ester. Al llegar a casa
de Ester vio que en la puerta había un ratón gigante de ojos rosas, manos pequeñas y cola corta y
antes de que el ratón la pudiese ver, el pobre ratón en el tejado estaba.
Después entro en la casa y vio un oso que estaba poniendo con mucho cuidado el mantel de rosas
en la mesa y en sus manos tenía un dado para jugar a la oca y le dijo a Noelia:
-¿Quieres jugar conmigo a la oca para ver quien cocina el cardo de la mesa? .
Noelia salió corriendo hacia el río y allí encima de un limón había un rosa con forma de oso.
Mientras, en casa de Ester, el ratón llevaba un mareo que se le paso cosiendo lino y después el oso
era perseguido por el ratón hasta que el oso sin querer lo pisó.
En el río Noelia la cogió, la olió y apareció su nieta con unos rizos que le llegaban al suelo, trajo
una nota que decía que la rosa era suya, la cogió y se fue a la misa de las dos. Noelia se fue a casa,
se hizo un caldo y se lo tomó. Ya más tranquila hizo una resta, se preparó una tila y cuando se la
estaba tomando llegó el oso con su domador y un clon de Noelia y se bebieron el resto, salieron por
la puerta y se derritieron diciendo que en Roma había una sede, Noelia muy extrañada se preparó
otra y cuando se la terminó su nieta Noemí llegó, se rascó y se fue.
Noelia subió a la cima de un monte, resbaló por culpa de una lima y se fue monte abajo por el río.
Entonces vino su nieto Marcos con un hueso roto montado en un reno de Marte y le dijo adiós
porque se tenía que ir con Carlos a casa a poner al reno a la moda de Marte, ni más ni menos esto
era de locos.
Noelia se vio entonces en la sede de Roma que el oso había dicho y vio a su tía y se rió. Entro a la
sede y vio a ricos que tenían sed demostrando una teoría que a Noelia le pareció de tontos. Salió y
entró en un caserón y pensó en redecorarlo:
-Pondré una mesa ahí, si eso y mi aire por allí con mis soles.
De repente Noelia apareció en el mar con un remo y una ola que vino de la nada la mojó con té.
Entonces Noelia se despertó al lado del río de la casa de su tía Inma, del sueño más raro que
pudiese existir y volvió a su casa muy preocupada pensando que estaba loca mientras se repetía:
-Estoy loca. Estoy muy loca. Esto no es normal. Tengo que visitar a un especialista en locuras.
¡Pobre de mi!