miércoles, 4 de enero de 2012

Paseo a orillas del mar. María García


Un día de primavera de hace tres años, me fui con mi familia y mis amigos a ver la exposición de Sorolla que se encontraba en Valencia. Fui viendo muchísimos cuadros pero ninguno me sorprendía hasta que, en el fondo de una sala, me impactó un cuadro precioso que se titulaba “Paseo a orillas del mar”. Tenía una luz que iluminaba toda la sala. Parecía como si yo estuviera inmersa en el cuadro junto a aquellas dos mujeres.

Era un atardecer precioso en el que la brisa mediterránea lo hacia muy agradable. Las dos mujeres habían salido a dar un paseo a orillas del mar Mediterráneo porque hacía años que no se habían visto y decidieron hablar un poco de su vida. La mujer que llevaba puesto el sombrerito, que se llamaba Laura, le comentó a Marta que su hija se iba a casar y que iban a celebrar un banquete al que ella estaba invitada. Y Marta no rechazó la invitación. Siguieron hablando de lo mismo hasta que atardeció y tuvieron que dejar la conversación.

La boda era a las 14:30 del día 14 de octubre en un restaurante cercano a aquella playa. Al llegar aquel día la madre estaba muy estresada porque no sabía muy bien cómo ponerle el vestido y decidió llamar a Marta, su compañera de paseo para que le ayudara a vestir a su hija. Al llegar a la casa todos se dieron cuenta de que al vestirla sabía como colocar las cosas. Por eso decidieron hacer de esa chica una doncella para la casa.

La boda fue un éxito. Acudieron todos los parientes de los recién casados, hasta se encontraba la nombrada: doncella de la casa. Al acabar el banquete las dos mujeres se fueron a hablar a orillas del mar Mediterráneo cuando el sol del atardecer les iluminaba. Ya que estaban allí, decidieron comentar lo del puesto de doncella. Laura le anunció todas las normas de la casa que tenía que cumplir, pero Marta no hacía muy buena cara por eso le dijo que si quería le ayudaría cuando ella le llamase pero que no había ido hasta allí para que ser su sirviente. Laura lo entendió perfectamente por eso mismo decidió que para cuando su hija tuviera alguna fiesta o necesitara un vestido pensó que Marta se lo podría hacer. A ella le pareció genial.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho lo único que diría que creo que está mal es que los números se ponen escritos no con número pero por lo demás muy bien le pondría un 9 más o menos.

    ResponderEliminar