domingo, 8 de enero de 2012

CUENTOS MEZCLADOS. Teresa Herranz.


Érase una vez una familia que vivía en un bosque; Blancanieves y sus hijos, los siete cabritillos.

Todos vivían aterrados porque Caperucita Roja, el ser mas temido del bosque acechaba por los alrededores de la casa.

Un día Blancanieves les dijo a sus pequeños que cerraran la puerta que se iba a comprar. El mayor de los cabritillos le dijo a su madre:
Yo cuidaré de mis hermanos.
Blancanieves contestó:
Muy bien, pero no dejes que entre nadie.

Caperucita que oyó la conversación decidió realizar su plan para hacer sentir a la gente lo que había sentido cuando el lobo de su cuento se la había comido, ademas con todos los animales que hay en el bosque se la tenia que comer a ella,una persona, y por eso pensaba que se sentiría mejor haciendo sufrir a unas pobres cabras, aunque un cazador le hubiese salvado junto con su abuelita de ser digeridas por aquel horrible animal. Aguardó escondida entre los arbustos a que Blancanieves saliera de la casa y se alejara de allí. Cuando vio a Blancanieves lejos, se dirigió a la casa y tocando a la puerta dijo:
Abrid pequeños, soy la mamá, Blancanieves.
Uno de los cabritillos gritó:
No eres nuestra mamá, ella tiene la voz muy dulce y tú la tienes muy desagradable.

Caperucita furiosa fue a comprar huevos para comérselos y así aclararse la voz.
Una vez realizada su estrategia se dirigió a la puerta y nuevamente dijo:
Abrid pequeños, soy la mamá, ya he llegado de comprar.
El cabritillo más pequeño exclamó:
Enséñanos el pie por debajo de la puerta.
Caperucita lo hizo, pero el más pequeño dijo:
No es la mamá, ella lleva unos zapatos azules y tú los llevas rojos.

Caperucita llena de rabia, fue al mercado y se compro unos zapatos azules. Después volvió a dirigirse a la casa y enseñando el pie por debajo de la puerta dijo:
Abrid.
Los cabritillos abrieron y cuando vieron a Caperucita intentaron esconderse. Solo le resultó útil al pequeño que se escondió detrás del reloj, así que Caperucita se comió al resto y se fue de la casa.

Cuando Blancanieves llegó y vio al pequeño llorando preguntó:
¿Qué ha pasado?, ¿Dónde están tus hermanos?
El cabritillo contestó:
Caperucita nos ha engañado y se ha comido a sus hermanos.
Blancanieves contestó:
No te preocupes, coge una navaja, aguja e hilo y vente conmigo.

Así lo hizo, después de un rato vieron a Caperucita durmiendo y se acercaron a ella. Blancanieves cogió la navaja y le abrió la tripa, de allí salieron los cabritillos que con alegría abrazaron a su madre.


Blancanieves les dijo a sus hijos:
Recoged muchas piedras.
Después le metieron las piedras en la tripa y le cosieron la abertura.
Cuando pasaron un par de horas Caperucita despertó y se acercó al río, pues tenía mucha sed, y del peso de las piedras cayó en él.
¡Nunca más volvieron a verla!

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